La Foz de los Andamios es una estrecha y espectacular garganta que asciende desde el río Sella hasta la localidad de Viboli. La carretera que acompaña dicho cañón es la principal vía de acceso a esta población pongueta ubicada en un recóndito lugar al abrigo de la Peña Salón.
Viboli, con escasa población, permanece anclado en el tiempo y conserva su patrimonio arquitectónico rural propio de los pueblos beyuscos. Una pequeña iglesia, tres molinos y una antigua fábrica de luz dan testimonio de un pasado activo en esta localidad.
Se denominan así los pueblos situados en la margen izquierda del río Sella, en el desfiladero de los Beyos. Viboli, Casielles, El Beyo (San Ignacio) y otros ya deshabitados como Tolivia, La Caviella, Biamón, Rubriellos o Canisqueso, forman una red de núcleos urbanos con unas características muy similares y peculiares.
Su ubicación geográfica siempre ha sido su principal característica; terreno muy abrupto, caminos escarpados, enclaves muy cerrados o colgados literalmente de la roca hacia el valle. La necesidad de otros tiempos empujó a los habitantes de estas tierras a crear emplazamientos en zonas tan apartadas. Incluso hoy en día, a pesar de la mejora en las comunicaciones, siguen siendo poblaciones de difícil acceso, lo que contribuye a una gran despoblación.
Pero precisamente en tal condición radica el encanto de estos pueblos. Es un paraje sin igual, ajeno a los cambios, de gran belleza natural y paisajística, impactante. Paseando por estas localidades no es difícil retroceder mentalmente a épocas pasadas de dura subsistencia.
Los pueblos beyuscos presentan además una característica arquitectónica propia: los hórreos beyuscos, que se diferencian del resto por disponer la cubierta a dos aguas en lugar de a cuatro.
Merece la pena visitar estos pueblos, las vistas son espectaculares y los antiguos caminos ofrecen excursiones de gran interés etnográfico y natural.