El origen de la localidad de Cazo aparece siempre ligado a su torre. Nos podemos remontar al año 1188, cuando Alfonso IX donó a Pedro García de Caso estas tierras que se conocieron con el nombre de coto o señorío de Cazo. Allí se erigió la famosa torre como puesto de mando sobre las tierras de labor en las que hoy se asientan otros pueblos como Sellaño, Priesca, Tribierto, Ambingue y Los Lladeros.
A lo largo de los años se fueron incorporando construcciones alrededor de la torre creando la fisonomía del pueblo actual, muy bien conservado y con numerosas muestras de arquitectura rural tradicional. Entre estas construcciones destaca la iglesia de Santa María de las Nieves, del S. XVIII, con dos capillas y pinturas originales en el interior.