Centro de interpretación

El Centro de Interpretación del Parque Natural de Ponga, en Beleño, ofrece a los visitantes un interesante recorrido en el que podemos observar diversos aspectos de la vida del concejo:
apuntes sobre el pasado pongueto reciente y de antaño, naturaleza, fauna, pueblos, construcciones, sus gentes, tradiciones, artesanía...

El contenido es muy variado y se presenta de forma ilustrativa y entretenida. En esta página queremos plasmar algunos de los contenidos como muestra representativa del Centro.

Los contenidos expositivos han sido elaborados por un extenso grupo de trabajo local, agrupado en torno a la empresa ejecutante “Contratas Abamia”, y siguiendo el proyecto redactado por los arquitectos Gerardo Rodríguez Monge y Ana Llano, de acuerdo con la dirección artística de Eduardo Carrero, la coordinación de Gonzalo Barrena y el asesoramiento de Gerardo López, Ángel Mato, Marta González, Pedro Carrio y Eliseo Nicolás.

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En la exposición se narra la historia de Martinón, casero de Llué. Tradición oral novelada en la obra: Viaje al mundo de Martín Llamazales. Los Beyos de Ponga, 1893. Gerardo López González y Gonzalo Barrena
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Relieve en madera de la aldea beyusca La Caviella, entre las localidades de Casielles y Biamón.
Eliseo Nicolás Alonso (Lise)
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Rametu. Herramienta de arrastre impulsada por caballos o bueyes. Se utilizaba para transportar cargas en terrenos complicados donde no se podía utilizar un carro.

En la ejecución de los contenidos han participado significativamente artistas locales, como Yasmina Testón (Sobrefoz), Olaya Fernández (Beleño) y Kiko Miyares (Llanes), fotógrafos de la comarca, como César Hórreo (Parres) y Juan M. Dalmau (Cangas de Onís), maestros carpinteros, como Javier Rodríguez Gallinar (Beleño) y Matías Muñiz (Beleño), artesanos como José Muñiz (Beleño) y una extraordinaria relación de vecinos, visitantes y amantes de Ponga en general.

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Escenas de labores y costumbres tradicionales
Ilustraciones de Eduardo Carrero
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Escena de cocina asturiana
Ilustración de Kiko Miyares
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tiatordos.com
Escenas de labores y costumbres tradicionales
Ilustraciones de Eduardo Carrero
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Escena de cocina asturiana
Ilustración de Kiko Miyares
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Rametu. Herramienta de arrastre impulsada por caballos o bueyes. Se utilizaba para transportar cargas en terrenos complicados donde no se podía utilizar un carro.
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En la exposición se narra la historia de Martinón, casero de Llué. Tradición oral novelada en la obra: Viaje al mundo de Martín Llamazales. Los Beyos de Ponga, 1893. Gerardo López González y Gonzalo Barrena
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Relieve en madera de la aldea beyusca La Caviella, entre las localidades de Casielles y Biamón.
Eliseo Nicolás Alonso (Lise)
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Escenas de labores y costumbres tradicionales
Ilustraciones de Eduardo Carrero
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Escena de cocina asturiana
Ilustración de Kiko Miyares
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Rametu. Herramienta de arrastre impulsada por caballos o bueyes. Se utilizaba para transportar cargas en terrenos complicados donde no se podía utilizar un carro.
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En la exposición se narra la historia de Martinón, casero de Llué. Tradición oral novelada en la obra: Viaje al mundo de Martín Llamazales. Los Beyos de Ponga, 1893. Gerardo López González y Gonzalo Barrena
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Relieve en madera de la aldea beyusca La Caviella, entre las localidades de Casielles y Biamón.
Eliseo Nicolás Alonso (Lise)

El árbol de las artes

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Los bosques de Ponga han aportado secularmente una valiosa materia prima para la arquitectura, portillería, cierres y construcción de utensilios en general. Las artes de la localidad y el conocimiento acumulado por los vecinos han sabido adaptar con acierto ese recurso a sus necesidades.

Como reconocimiento de esa valiosa relación, se reconstruye este árbol, ensamblando en él al modo tradicional una pequeña y significativa parte de lo que la naturaleza aportó.

Instalación escultórica de Eduardo Carrero, Javier Gallinar y Eliseo Nicolás. Beleño, 2009.

La importancia económica del bosque en la vida de Ponga ha estado siempre presente desde la antigüedad. Bosques como el de Peloño o el monte Semeldón fueron objeto en varias ocasiones de talas masivas para la construcción naval y para cubrir la demanda de combustible en forjas y ferrerías, alimentadas con carbón vegetal. En menor medida, la madera quemada en los caleros para la obtención de cal también influyó significativamente en la merma de las masas forestales de la región.

Los usos tradicionales del bosque siempre resultaron más sostenibles y marcan desde antaño una estrecha relación entre los ponguetos y la principal materia prima de Ponga.

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La importancia de las comunicaciones en Ponga: El camin de los arrieros

La cordillera cantábrica supuso una prolongada barrera en la comunicación del interior de Asturias con Castilla, y a la vez una ocasión para los pueblos de montaña en el comercio y trasiego de mercancías. Esa es la razón de que en muchas casas de Ponga, y especialmente en Beleño y Sobrefoz, existiesen caballerías de reata, dispuestas ellas y sus amos al tránsito arriero. El paso de los puertos estaba auxiliado por alberguerías para transeúntes como la de Arcenoriu, en pleno Camín de Los Arrieros, cuyo regidor, al igual que e casero de Ventaniella, estaba obligado a tañer la campana en días de niebla para orientar el paso de los caminantes.

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El alcance de los recorridos era diverso, quedando León, Tierra de Campos o Astorga, como habituales destinos, a tres días o más de cabalgadura, extendiéndose algunas expediciones hasta Madrid, separada entonces de Asturias por once jornadas de viaje. En ese tipo de itinerarios, de gran recorrido, participaban también algunos viajeros, que contrataban el desplazamiento a media caballería por desarrollarse la marcha mitad a pie y mitad a caballo. Así, con cinco o seis animales se daba abasto a once personas.

Sin embargo el tráfico más frecuente venía determinado por el intercambio de productos entre los pueblos de ambas vertientes del cordal, necesitados los leoneses de almagre (para teñir lana), fruta o madera, mientras que los asturianos reclamaban vino (que se traía en pellejos) o cereal. A su vez, la abundancia forestal del concejo propició en el artesanado local la elaboración de duelas, muy demandadas por los castellanos para el ensamble de toneles, acentuándose en general el aprecio que, ya de antiguo, sienten los ponguetos por todo lo relacionado por las caballerías.

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Caminería histórica. Historia de una obra

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Inscripción izquierda:
Mando que en cada un año se paguen vente ducados en aderecar camino del beyo por ser como es tierra muy fragosa, necesitada de pedreras, maderadas y puentes. Pedro Díaz de Oseja. 12 de febrero de 1665
Inscripción derecha:
Esta obra fue lograda por los ingenieros Severo Robles y Prez de la Sala, por el señor Rua, su ayudante, y por cientos de canteros gallegos, que siguieron en su fabricación la traza antigua y los puentes del camino de los cabreros

A mediados del S.XIX se abrió una nueva vía de comunicación por el Puerto del Pontón, siguiendo el transcurso del río Sella.

Por el fondo del desfiladero de Los Beyos no fue posible el tránsito rodado hasta principios del pasado siglo XX. La fábrica y trazado de la vía histórica se adecuó a las fuertes exigencias de la roca, en la que hasta entonces sólo habían podido abrirse paso los pastores de ganado menor que habitaban los pueblos de Sajambre, San Ignacio y Casielles. Al reclamo de la obra acudieron peones de otras regiones españolas, principalmente gallegos por sus valorados conocimientos de cantería.

La construcción de la carretera de El Pontón se dilató a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, siendo reconstruidos sus puentes y modificado parcialmente su trazado después de la guerra civil española de 1936-1939.

 

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Inscripción izquierda:
Mando que en cada un año se paguen vente ducados en aderecar camino del beyo por ser como es tierra muy fragosa, necesitada de pedreras, maderadas y puentes. Pedro Díaz de Oseja. 12 de febrero de 1665
Inscripción derecha:
Esta obra fue lograda por los ingenieros Severo Robles y Prez de la Sala, por el señor Rua, su ayudante, y por cientos de canteros gallegos, que siguieron en su fabricación la traza antigua y los puentes del camino de los cabreros
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Mando que en cada un año se paguen vente ducados en aderecar camino del beyo por ser como es tierra muy fragosa, necesitada de pedreras, maderadas y puentes. Pedro Díaz de Oseja. 12 de febrero de 1665
Inscripción derecha:
Esta obra fue lograda por los ingenieros Severo Robles y Prez de la Sala, por el señor Rua, su ayudante, y por cientos de canteros gallegos, que siguieron en su fabricación la traza antigua y los puentes del camino de los cabreros

Los Beyos

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La carretera del Pontón nos introduce en Los Beyos del Sella, paraje sin igual descrito en la exposición con gran detalle.

Los Beyos se alojan en el sistema kárstico y macizo calcáreo que, a su vez, conforma el sector occidental de Los Picos de Europa.

El perfil de su ecosistema está constituido por muy variados pisos de vegetación, que se suceden en altitud y que, en determinados ambientes, presentan una composición singular: en el seno del desfiladero existe una flora de marcado carácter mediterráneo (encinas, labiérnagos, laureles,…) y formaciones pertenecientes a etapas antiguas del clima. Formaciones que resultan atípicas en estas latitudes y periodos, pero que han conseguido instalarse gracias a las condiciones de xericidad (sequedad) que ofrece la roca desnuda de la garganta.

La fauna rupícola es significativa, y el medio acuático o semiacuático también es muy rico, por lo que también desde esa perspectiva el sistema local presenta una gran diversidad y una identidad muy marcada. Y en escasos kilómetros, la humedad o el sol, la exposición al viento, la dinámica de las laderas, el flujo del agua, la temperatura o la altitud experimentan variaciones tan acusadas que los entornos ambientales se vuelven muy diferentes, si no opuestos.

En correspondencia con tales caracteres, las comunidades humanas que habitaron Los Beyos del Sella también se han visto condicionadas por su geografía. Las peculiares formas de su ganadería y las complejas estrategias de habitación o aprovechamientos lo prueban, constituyendo junto con el resto de los elementos del biotipo uno de los patrimonios del Parque Natural de Ponga de mayor reconocimiento.

Marta González y Gonzalo Barrena. Cangas de Onís, 2009.

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El Guirria y el Aguinaldo

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Ilustración de Eduardo Carrero

Tradición festiva que discurre en torno al primero de año, propia de varios pueblos de Ponga y protagonizada en San Juan de Beleño por la figura de El Guirria y Los Aguinalderos. Ese día, los mozos solteros recorren a caballo todas las casas del pueblo, deseando salud y prosperidad, y siendo convidados por los vecinos.

 

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Ilustración de Eduardo Carrero
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Ilustración de Eduardo Carrero
Asociación hostelería y turismo de Ponga: